Unidad, Progreso y Democracia

El partido de Rosa Díez ya tiene nombre: Unidad, Progreso y Democracia (UPD).
Auspiciado y jaleado desde atalayas mediáticas de la derecha, parece que el PP ve en la nueva formación un rival más que un compañero. Y puede que tenga razones, como en el caso de Ciutadans, que, al final, le restó al PP más que al PSC.
La realidad, como en aquel caso, es que el nacimiento de una opción más siempre debe ser bienvenida, y yo, como militante del PSOE, me alegro de que los electores puedan segmentar su opción de modo que encuentren la opción que más les convenza.
Pero es que, además, creo que es muy bueno que surja un partido de ámbito nacional que venga a reforzar un espectro político más rico, en el que PSOE y PP no deban vestirse "de centro" para poder ganar unas elecciones.
El PP, como decía, comienza a mosquearse, ya que el voto indeciso pro-PP es mayor que el voto indeciso pro-PSOE, y este UPD puede rebañar muchos votos de esa masa pro-PP, por cuanto no se hallan demasiados alicientes para, como votante del PSOE o de IU, apoyar a una opción que no se identifica con posiciones que actualmente defiende la izquierda española.
Palabras que refuerzan esta sensación son las pronunciadas por Santiago Abascal para LD.
Denigrar la postura de los demás ante la amenaza es algo que le suele salir mal a la derecha. Decir que a Savater "España le importa un bledo" debe ser un halago para el filósofo, que ha demostrado en más de una ocasión que por encima de todo están las personas.
Mal hará el PP en tratar de anular a la nueva opción por miedo a perder votos. Que se concentren en su propio perfil derechista y pesquen en sus caladeros sin dar esa sensación de amenaza permanente a la que someten a los que no piensan como su Directiva Nacional.