Necesitamos una segunda vuelta

Tras lo ocurrido en Navarra estoy aún más convencido. Da igual su coste económico, sus complejidades técnicas o que alargue las campañas electorales: no se puede sostener más que el sistema de elección de las CCAA y los Ayuntamientos sea como es.
En las elecciones generales el sistema no pervierte tanto el resultado, tenemos bipartidismo y siempre ha gobernado el partido más votado. Pero en elecciones con cuerpos electorales más restringidos el sistema da resultados más proporcionales, lo que quiere decir que hay más pluralidad política, en términos reales de influencia, en los parlamentos autonómicos que en el Parlamento nacional.
¿Cuánto mejor habría sido que excentricidades como la balear o la navarra se hubieran dirimido por el voto de los ciudadanos entre los dos candidatos con más votos?
De este modo nadie podría enarbolar la opinión de los ciudadanos para reclamarse ungido "Rey de reyes".
Qué dejen ya de decir que nos representan con esa contundencia, porque no lo hacen. Nunca sabremos si en Navarra los ciudadanos preferían un Gobierno tripartito o que continuara UPN, porque no se preguntó a nadie su preferencia, sino que se arregló en tres o cuatro despachos sin más recuentos que el de los ingenieros electorales de cada partido.
A ver si el debate sobre la reforma de la ley electoral recoge algo que le pueda interesar a los ciudadanos en lugar de plantear asuntos que sólo interesa a los fontaneros de Génova y Ferraz.