Saturday, June 10, 2006

Sí en mi nombre. (Miguel A. Santos)

Hoy se celebra en Madrid otra manifestación de la derecha. Y van cuatro en poco tiempo. Le han cogido el gustillo a la calle. Con lo malo que era ser `pancartista´ cuando otros gritábamos contra la guerra, una guerra asentada en la mentira, en la codicia y en la crueldad. Una guerra que sigue produciendo víctimas todavía, después de tres años. Claro que esas víctimas son de otra categoría.
Esta vez se manifiestan, entre otras cosas, contra la negociación del Gobierno con ETA. La verdad es que no logro entender el punto de vista de los manifestantes, dado su discurso contra la violencia. Da la impresión de que disfrutarían si fracasase el llamado proceso de paz. (Por cierto, también el nombre les parece mal. Todo les parece mal, salvo lo que ellos piensan, dicen o hacen).
Las víctimas del terrorismo (todos somos víctimas reales y potenciales de la barbarie terrorista, aunque de distinta forma y en diferente grado), bien cogiditas del brazo del Partido Popular, van a gritar contra el Gobierno, no contra ETA. Qué casualidad. Qué feliz coincidencia de ideas y de intereses. Cómo se entienden. Diríase que el PP tiene más sensibilidad que nadie con las víctimas. Pero sólo con las que se manifiestan por la misma causa. Las otras no tienen el mismo dolor, la misma desgracia, la misma cruel tragedia en sus corazones.
No puedo entender sus argumentos. ¿Es que nadie de los que se manifiesta, siendo tan sensibles a la victimación, se alegra de que en tres años no haya habido ningún muerto? ¿Es que no se alegran (aunque se trate de una trampa la dichosa tregua) de que los terroristas hayan dejado de matar? ¿No se alegran de que estén utilizando palabras y no bombas y pistolas?
La postura de los manifestantes desvela, a mi juicio, poco rigor. No puedo decir, aunque sí lo parece, que bastante mala fe. Ellos, tan piadosos, sí atribuyen a los demás intenciones horribles.
1. Dialogar (con quien sea, cuando sea, como sea) no es una rendición. Dialogar no es una entrega, no es una vergüenza, no es una claudicación. Una vergüenza es matar, no dialogar con los que matan para que dejen de hacerlo. ¿Cómo se puede decir, sin que se le caiga a quien habla la cara de vergüenza, que se ha entregado las llaves del Estado a ETA?
2. Lo que ahora es una rendición, cuando lo hacía otro partido era una estrategia elogiable. Es decir que las iniciativas por la paz son buenas o malas no por lo que pretenden o por aquello en lo que consisten, sino según quien las pone en marcha. Cuando las ponen en marcha `los buenos´, son buenas.
3. Se alegran al descubrir que ETA extorsiona a los empresarios, que se producen actos de kale borroka, que GARA pone un plazo al Gobierno... En definitiva, cuando el proceso se pone en cuestión. Se frotan las manos diciendo: "¿Lo veis?, ¿lo veis? Será un fracaso. Era una trampa". Sin pensar que ellos están propiciando el fracaso.
4. Dicen que el pacto antiterrorista había conseguido acabar con ETA pero, lo cierto es que ETA seguía matando. Lo cierto es que ETA seguía extorsionando.
5. A pesar de que el Estado sigue con la lucha policial y judicial, dicen que se ha claudicado, que se ha roto el consenso, que se ha cambiado de rumbo....
6 Quien ha de marcar la política de la lucha antiterrorista es el Gobierno, no es la oposición. Ese es el pacto. Y eso hizo en su momento el parido que hoy está en el poder, aunque no le pareciese bien (supongo) todo lo que se proponía o se hacía
7.A sabiendas de que la falta de unidad debilita a la democracia ante el terrorismo, el PP rompe relaciones con el Gobierno y, abiertamente, se opone y combate la iniciativa. Pero, ¿no apoyó el partido socialista la negociación emprendida por el señor Aznar? Dice éste (con esa solemnidad que le caracteriza) que lo que fue a decir a los terroristas es que se rindieran. Así, sin más. Que renunciaran a sus ideas y a sus métodos. Porque lo pedía él. Qué ridiculez. Qué ingenuidad. Qué estupidez. Así le fue. Así nos fue.
8. El Gobierno ha llevado el asunto al Parlamento y ha recibido del mismo el mandato de emprender el proceso de paz. El Gobierno tiene la obligación moral y política de buscar la paz. Aunque exista riesgo de fracasar en el intento. No puede decir el señor Rajoy que el Gobierno no tiene `su autorización´. ¿Quién se ha creído que es? ¿No ha dicho el Congreso que sí la tiene?
9. Se dice que no se puede dar nada a cambio. ¿Por qué? ¿Qué es una negociación? El señor Aznar decía que el Estado sería generoso con los terroristas si deponían las armas. ¿A qué se refería? ¿Les iba a pagar a los terroristas un viajecito a Punta Cana?
10. Estoy harto de oír hablar de los diez millones que votaron al PP. Pero, ¿no fueron más los que votaron al PSOE? ¿No cuenta el Gobierno con el apoyo de todos los grupos parlamentarios? ¿Por qué habrían de imponer su criterio los que perdieron? Una cosa es que se les tenga en cuenta y otra que sean ellos quienes decidan lo que hay que hacer.
Quienes, en buena lógica y con el mejor deseo, apoyamos el proceso de paz, quienes lo valoramos positivamente, quienes deseamos que prospere, nos sentimos agredidos por aquellos que gritan con rabia contra una iniciativa que consideran inadecuada. ¿Somos malos? ¿Somos tontos?
¿No sería estupendo decirles a nuestros hijos que lo que no consiguieron los tiros y los juicios y la cárcel y la persecución y el GAL lo consiguieron las palabras, el diálogo y la inteligencia? Si fracasa el proceso, que puede fracasar, no seré yo quien se alegre. Lo lamentaré infinitamente. No. No me alegraré. No diré: "se veía venir", "ya lo advertí", "era una locura", "era una utopía", "era una burla a las víctimas"... Me pondré al lado de la nueva víctima, si la hubiere, y lamentaré profundamente que haya fracasado este hermoso, arriesgado y difícil proceso de paz.
Hoy resonará en Madrid el grito `No en mi nombre´. Por eso yo digo "Sí en mi nombre". `Sí en mi nombre´ porque quiero la paz, porque creo en el diálogo, porque me solidarizo con las víctimas, porque no quiero que haya más muertos, porque creo más en la palabra que en las pistolas, porque ya estoy cansado de tanto dolor, porque también quiero dejar de ser víctima potencial de los terroristas, porque no confundo diálogo con rendición, porque la democracia es más fuerte cuando es más generosa... `Sí en mi nombre´.

http://www.laopiniondemalaga.com/secciones/noticia.jsp?pIdNoticia=73866&pIndiceNoticia=9&pIdSeccion=5

1 Comments:

Blogger Mendiño said...

Detrás de todo el ruido mediático que canaliza las opiniones de los dos partidos mayoritarios, estaría bien pararse un poco a pensar.

Me encanta esta bitácora, porque ofrece un lugar sosegado para la reflexión.

La idea de que no se puede hablar con terroristas, aunque suene bien a los oídos...es una barbaridad.

Hablar, se ha de hablar con todo el mundo. Ojalá pudiera yo hablar con algún terrorista de ETA! Ojalá que tuviera a Ben Laden enfrente para poder intercambiar opiniones!

Los terroristas no son monstruos ni demonios. Son personas. Criminales, que debieran estar entre rejas. Pero personas.

El diálogo entre los enemigos se ha dado a lo largo de la historia, EN MODO ALGUNO supone el reconocimiento o legitimación de la postura del otro, DE NINGUNA FORMA supone un acto de debilidad o de claudicación ante el otro interlocutor.

Históricamente, hablar no ha causado mayores daños, y sí que ha salvado muchas vidas. En el peor de los casos, hablar sólo lleva a que los enemigos se sigan reconociendo como tales y se continúe con el ejercicio de la violencia.

El diálogo no hace daño a nadie, el diálogo enriquece, acerca posturas, restaña heridas, resuelve equívocos, tiende un puente de entendimiento.

Por supuesto, pueden existir diferencias legítimas sobre aquello sobre lo que se puede negociar para alcanzar la paz. Tú tienes tu opinión, yo la mía.

Lo que no sólo es ilegítimo, sino inmoral, propio de visionarios fanáticos...es condenar el mismo proceso de diálogo.

A través de la historia, en muy pocas ocasiones los enemigos se han negado a parlamentar. Las consecuencias de esa intolerancia han sido indefectiblemente funestas.

Así pues, sí que se puede hablar con los terroristas. Es más, no solamente se puede: se debe.

Se debe hablar siempre. Aunque estuvieran matando, aunque ayer hubiera sido el atentado de Hipercor.

Precisamente para eso: para que no haya otro.

Porque precisamente esa violencia, y casi diría que todas, viene de la falta de diálogo, de la incapacidad de asumir la existencia del otro.

Negar toda relación con el enemigo salvo para derrotarlo, es un escalón más de satanización del enemigo muy favorable para la consecución de tus propios fines, ya que conlleva la deificación de tu propio ejército (San Miguel que derrota al Maligno).

El razonamiento miserable de que nada de lo que hace el contrario es justificable, lleva a que todo lo que se haga en su contra es justificable.

El PP está cayendo por una senda de fanatismo intelectual disfrazado de bonhomía que asusta. Otra muestra es la idea de guerra preventiva.

La negación del diálogo.
La guerra preventiva.

Si no luchamos contra estas ideas desde su base ideológica, pueden conseguir que el pueblo las acepte como normales, en cuanto se le presenten con la verborrea ladina de funambulista de las palabras.

11:48 PM  

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