Wednesday, May 31, 2006

Un Zapatero sólido gana un debate fácil

El cara a cara entre Zapatero y Rajoy se quedó en unos pocos fuegos de artificio. El Presidente, hábilmente, planteó un debate en terreno propio, se mostró sólido en la defensa de sus políticas gubernamentales y dejó sin réplica a un líder de la oposición que se mostró en exceso perdido.
En efecto el planteamiento inicial de Zapatero, con un estilo muy tecnócrata, situó la contienda allí donde se siente más cómodo, en la eficacia de su gestión y sus logros en política socioeconómica, ante lo que Rajoy no pudo, ni supo, hacer nada.
Rajoy encalló en su intento de situar el debate en términos de inseguridad, ya que los indicadores demuestran que los índices de criminalidad han descendido, y que, aún más, la gestión del líder de la oposición en la cartera de Interior fue tan mala que más le hubiera valido estar callado.
Ante la constatación que España no se rompe, el PP se quedó con un discurso muy mermado, más si tenemos en cuenta que el propio presidente balear, Jaume Matas, se ha subido al carro de las reformas estatutarias del siglo XXI.
Rajoy no entró en el terreno de las propuestas, ni una sola salió de su boca. Criticó mucho lo hecho por el Gobierno, lo cual es su papel, pero no indicó ni una alternativa, lo cual resta mucha validez a su crítica, puesto que, como se demostró con los deconstructivistas, cuando uno trata de criticar debe siempre aportar una alternativa a lo que está criticando.
Sin contienda posible en materia social, económica o ciudadana, Rajoy se limitó a repetir las grandes palabras vacias de contenido con las que el PP continúa martilleando a la opinión pública, y que, desgraciadamente para él, son facilmente debatibles por parte de Zapatero.
Aún así el Presidente cometió errores. El excesivo protagonismo de las grandes cifras provocó que, en ciertos momentos, pareciera más un técnico de la Administración que un Presidente del Gobierno.
Tampoco acertó dando esa sensación de autocomplacencia. Las cifras demuestran que su gestión es buena, pero no es acertado quedarse en una visión estática del asunto. Hubiera sido muy procedente avanzar políticas de futuro en materia de vivienda o energía, dos de los flancos débiles del Gobierno.
En lo que sí estuvo muy bien fue en su batería de propuestas dirigidas a los jóvenes. No es casualidad que desde esta bitácora se recordase hace un par de días la frase con la que los jóvenes entregaron su voto a Zapatero: "No nos falles". El debate de ayer sirvió para constatar que Zapatero no tiene previsto fallar. Aún más, las promesas realizadas ayer, como la revolucionaria apuesta por créditos a tipo cero para estudios de postgrado, son una muestra del deseo del Gobierno de cimentar, al fin, las bases de la sociedad del bienestar y el conocimiento en un país tan mediocre historicamente en esos dos campos.
Dejando a un lado la victoria de Zapatero sobre Rajoy, otro nombre salta a mi memoria.
Joan Puigcercòs realizó, una vez más, un discurso brillante, muy alejado de las majaderías de su líder, Josep-Lluis Carod Rovira. Puntuó muy alto al Gobierno, como hizo Zapatero con él, y demostró un tono de debate muy adecuado para una sede parlamentaria.
Discrepando, como discrepo, en varios asuntos con él, es justo reconocerle la brillantez de su verbo, y la constatación de que antes que nacionalista, es de izquierdas.

2 Comments:

Blogger Euphorbia said...

El PP está subido a una noria de la que no puede bajar, ha entrado en un bucle de argumentos y no se les saca de ahí.
De acuerdo con lo que dices de Puigcercós. Nada que ver con Carod-Robira.
Un saludo

5:22 AM  
Blogger Miguel K. Stobbs Serrano said...

El problema de la noria es que no sólo puede que acabe con el PP, puede acabar con la democracia liberal moderna y europea que España debe ser.

2:41 PM  

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