Saturday, January 21, 2006

Necesitamos modernizar la economía

En todos los baremos, y desde hace muchos años, España ocupa lugares poco decorosos en indicadores económicos y sociales.
En efecto, nuestros salarios, nuestra productividad, nuestra satisfacción laboral, las horas que trabajamos, lo rígido que es nuestro mercado a todos los niveles, la desigual legislación fiscal...son demasiados los aspectos pendientes a los que, irremisiblemente, debemos hacer frente con la mayor celeridad.
Sin duda las estructuras económicas españolas adolecen aún de un cierto anquilosamiento que merma el desarrollo sostenible de la economía española.
Muchos de vosotros estaréis pensando "¿qué dice éste?¿es qué acaso no lleva nuestra economía creciendo de modo sostenido por encima de la media comunitaria durante los últimos 10 años?"
Sí, pero ese crecimiento es un tanto engañoso. Es cierto que nuestras cifras de desempleo han mejorado en los últimos 10 años, pero no se han corregido, ni por el PP ni por el PSOE, las rigidices absurdas de nuestro mercado laboral, rigideces que no solo deben paliarse por medio de la contención salarial, que, por otro lado, ha demostrado su insuficiencia y fracaso a la hora de fomentar la productividad empresarial, sino también por medio de la flexibilización de horarios, fórmulas imaginativas que logren racionalizar de modo eficaz las cadenas productivas, una cierta cesión en los costes del despido a cambio de robustecer los subsidios y la protección derivada del desempleo, y, sobre todo, fomentando la movilidad laboral, de modo que los trabajadores que ingresan en una unidad productiva no se conviertan en piezas inamovibles de un ciclo productivo, sino que puedan optar por desarrollar diferentes tareas en diferentes ciclos...en fin, tantas fórmulas no probadas que podríamos enumerarlas días.
También es cierto que se ha eliminado el IAE, pero ello no ha estimulado el crecimiento de las PYMES, que son, al fin y a la postre, los más importantes núcleos de riqueza y dinamismo económico de nuestro país. Más allá de reformas cosméticas, lo que de verdad debemos regalarle a nuestro sector empresarial es una reducción en los plazos y trámites burocráticos, más que innecesarios, que provocan que haya iniciativas que mueran antes de nacer por falta de fondos para mantener un negocio cerrado mientras aparecen y dejan de aparecer todos las preceptivas autorizaciones que las diversas administraciones deben conceder. Un negocio, una pequeña empresa, una pequeña cadena de distribución no puede tener que estar viviendo meses de créditos que luego cuesta tanto levantar porque a la burocracia se le antoje, si queremos ganar en competitividad y dinamismo una idea empresarial debe poder ser realizable materialmente en el periodo de tiempo más corto posible.
Todo esto no hace más que abundar en la urgente necesidad de acometer una liberalización real de nuestra economía, pero no una liberalización al servicio de los más poderoso, antes al contrario, una liberalización destinada a aligerar las cargas de las PYMES y de las clases medias y populares.
Muchas veces he oido a la CEOE, y a la OCDE, que el modelo a adoptar es el llamado de la "flexiguridad", aplicado desde hace unos años en Dinamarca, no puedo estar más de acuerdo.
El Gobierno debe, con la mayor prontitud, hacer un estudio real de nuestros vecinos del norte, y plantearse seriamente la aplicación en España de dicho sistema, en el cual el empresario es muy libre en la toma de decisiones, pero el trabajador está protegido por una vasta red sindical que permite un equilibrio de fuerzas muy superior al existente en España, en donde los sindicatos no son más que mauinas burocráticas destinadas a mantener su asiento caliente.
El tren se va y nosotros estamos en el vagón de cola...renovarse o morir.

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