Un resultado para pensar

El resultado de las elecciones municipales y autonómicas ha sido, más o menos, el esperado: los feudos del PP siguen siendo del PP, los feudos del PSOE siguen siendo del PSOE.
Casi nada nuevo bajo el sol.
Pero el resultado encierra un enigma que debe hacer pensar a los estrategas de ambos partidos.
El empate entre las dos formaciones mayoritarias de España parece haber satisfecho a sus respectivas direcciones. Y ambas tienen motivos para contentarse, la verdad.
El PSOE ha subido en general, ha gando más poder, más concejales y más influencia. Especialmente bien parado ha salido de los territorios en los que el PP hace una política más ideológica: País Vasco, Navarra, Canarias y Cataluña. Únicamente se descalabra en Madrid.
Vaso medio lleno.
El PP gana las elecciones en número de votos, mantiene de modo holgado sus territorios bandera, y cuenta con un suelo electoral muy firme. Baja de modo apreciable en los territorios sobre los que más presión está ejerciendo y se descalabra en las capitales gallegas, en los municipios asturianos y en la apuesta de María Dolores de Cospedal.
Vaso medio lleno.
Pero en ninguno de los dos casos debe caerse en triunfalismos que, sinceramente, dan vergüenza ajena.
Que Pepe Blanco llegue a contestar de modo airado a Carles Francino en la SER por hacerle una entrevista rigurosa en la que le inquiere sobre los malos resultados de Madrid demuestra la clase de político que es.
Que Ángel Acebes diga que los españoles han censurado a Zapatero por su política antiterrorista cuando es precisamente los territorios más afectados por dicha política los que dan la espalda al PP es cómico.
Aquí la autocrítica y la humildad brillan por su ausencia, nadie considera que haya que reflexionar, y lo que es peor, si lo consideran no lo dicen, lo ocultan, porque en este país aún vende más mostrarse inflexible que ser sincero.
Herencia de otros tiempos...