Wednesday, May 09, 2007

Violencia injustificable

La victoria limpia y contundente de Nicolas Sarkozy en las presidenciales francesas han desatado algún foco de violencia en el país galo por parte de minorías de extrema-izquierda mal acostumbradas a no admitir eso que llamamos democracia.
Vale que Sarkozy supone un reto político de primera magnitud para sus rivales políticos, ya que es un pequeño Bush a la francesa, pero ello no justifica de ningún modo la quema de vehículos, la agresión a periodistas, el intento de desestabilización de un país que se ha portado de modo impecable en estas elecciones.
Con una participación de más del 85% (¡qué envidia!) sólo cabe reconocer que Sarkozy es lo que los franceses quieren, y como tal hay que respetarlo y desear que lo haga lo mejor posible, puesto que de ello dependerá buena parte del futuro de Europa.
¿Y Segolene? La candidata socialista ha hecho una campaña brillante, en contra de parte de las momias de su partido, con el handicap de su condición de mujer (recordemos que hubo quien le dijo al presentar su candidatura que quién iba a cuidar de sus hijos), y con lo difícil que es luchar contra un espectro sociológico como el francés, mayoritariamente de centro-derecha.
La revolución que supone Royal dentro del arcaico PSF no debe caer en saco roto, puesto que tarde o temprano Francia necesitará un alternativa de izquierdas a la que no le de miedo hablar de reformas, de Europa y de Globalización.
Sarkozy tiene ante si una tarea dificilísima: reformar un país en decadencia sin partirlo socialmente a la mitad. Su autoritarismo y su prepotencia juegan en contra. Esperemos que sepa adaptarse a lo que significa ser Jefe de Estado.

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