Dos buenas noticias

Quién nos iba a decir que en una semana de puente íbamos a recibir dos de las mejores noticias que el Ejecutivo socialista ha dado desde que consiguiera la victoria electoral el 14-M del año pasado.
La primera ahonda en la defensa del modelo social europeo que tanta paz y desarrollo económico y humano ha dado a nuestro continente, y es la firma por parte del Ministro de Administraciones Públicas del plan "CONCILIA" destinado a hacer compatible la vida laboral y familiar no solo a los adinerados, sino también a los trabajadores, en este caso de la Administración Pública.
Una excelente noticia de la que solo nos cabe desear sirva de ejemplo para el sector privado.
La segunda gran noticia, de un significado muy político, es la oposición frontal del Ministro de Trabajo, Jesús Caldera, a la ampliación, vía directiva comunitaria, de la jornada laboral hasta un máximo de 65 horas ¡semanales!
Parece que la derecha europea, apoyada por el "topo" Blair, se cree que los trabajadores no son más que engranajes de la diabólica máquina del mercado, y les importa muy poco retroceder unos cientos de años para dejar al trabajador en un estado total de desprotección.
¿A caso hay alguien que, a día de hoy, pueda seguir sosteniendo que la competitividad europea depende de la producción masiva?¿No será mejor especializar nuestros mercados en la creación de marcas de calidad, productos fruto de la innovación tecnológica, y, en fin, bienes y servicios que otros países sean incapaces de producir?
Pues no, aún hay idiotas que piensan que nuestra competición con el mercado asiático debe residir en producir a más bajo precio...¡qué no podemos!¿Cúando os váis a dar cuenta?
Bueno, no podemos...quiero decir que no podemos sino sometemos a nuestros trabajadores a regímenes de esclavitud laboral como los que existen en Birmania, Thailandia, Vietnam...
El empresariado europeo, reunido en la siniestra ERT, y los políticos neoliberales deben elaborar planes realistas para el desarrollo del mercado laboral. Si bien es cierto que la flexibilidad "per se" no es una mala medida, y ahí están Suecia o Dinamarca para demostrarlo, el retroceder cientos de años de conquistas sociales lo único que puede generar es la aparición de nuevos iluminados que nos vendan la "receta mágica" del populismo y nos "salve" del nuevo orden...es decir, terreno abonado para extrema derecha y extrema izquierda.
¡Hala, ya me he cabreado!¿Contentos?