¿Estamos ante el fin de ETA?

No hacen más que sucederse noticias en esa dirección. Eta estaría a punto de declarar un alto el fuego, y diversos agentes sociales, políticos y sindicales harían todo lo posible para que el diálogo fuera imparable, y acabar con el conflicto, o situación incómoda, que se vive en el País Vasco.
Mi opinión es que bienvenida sea cualquier renuncia a la violencia, no habría mejor noticia que la constatación de que nunca tendremos que enterrar a nadie más por la sinrazón, el odio irracional, la violencia engendrada en la defensa de una patria.
Pero ello no me nubla a la hora de realizar unas consideraciones a cerca de los diversos actores de este "teatrillo de los sueños" en que parece haberse convertido el devenir del "principio del fin".
Creo que Zapatero ha maniobrado con mucha inteligencia y cintura política, apostando frontalmente su crédito a un todo o nada en pos de la paz. Ello hace que tenga mi respeto, y mi apoyo. Ahora bien, creo que el Presidente del Gobierno debería ser algo más discreto. Es bueno informar a la ciudadanía, y no creo que nadie pueda reprocharle nada en ese aspecto, pero lo que él está haciendo es "radiar el partido".
Pienso que la oposición debería, como siempre ha ocurrido en democracia, ser leal, y dejar la política antiterrorista en manos del Gobierno, como bien explicitaba el "Pacto por las libertades y contra el terrorismo". La utilización de políticas de Estado en pos de un rédito partidista es rechazable de todo punto, máxime cuando los criterios sobre los que se sustenta la actual situación son exactamente los mismos que AP y CDS apoyaron allá en el siglo pasado refrendando el Pacto de Ajuria Enea.
Los partidos vascos están obrando con cautela, lo cual indica que todo lo que está ocurriendo va en serio, no es ninguna maniobra de la izquierda abertzale para ganar votos, lo cual perjudicaría mucho a PNV, EA, EB y Aralar. El hecho de que estos partidos estén tan decididos a apoyar un proceso de estas características constata la hondura y calado de los acontecimientos venideros.
ETA sigue teniendo el estrabismo egoista con el que ha obrado siempre. La bomba de ayer en una discoteca navarra no hace sino perjudicar la posición de partida que, con sus "meritos" (nótese el entrecomillado), se pudiese haber ganado previamente mediante sus "gestos" (ídem.)
La izquierda abertzale parece tener la última oportunidad de alcanzar la mayoría de edad. ¿Capitaneará el proceso como la historia le exige?¿Será capaz de anteponer su vertiente política a la militar?
De esta pregunta puede que surjan todas las respuestas.