Debate bronco con ganador claro

Bronco, muy bronco. Y por momentos absurdo, muy absurdo.
¿Qué puñetas importa cuál fuera la primera pregunta, candidatos?
Pero dejando a un lado los fallos propios de los nervios, porque seguro que ha sido por los nervios, el debate nos deja aciertos y errores, luces y sombras, pero, en mi opinión, un claro ganador: José Luis Rodríguez Zapatero.
En primer lugar, Zapatero ofreció más propuestas de futuro, hasta 36 le contabilizó Miguel Sebastián en Cuatro, por 10 de un Rajoy bastante difuso y abstracto. La sensación que dió Zapatero fue de mucha más calma, una faz más positiva, y una conexión más cercana con los ciudadanos.
En segundo lugar, Rajoy estuvo fuera de quicio en ciertos momentos, especialmente en educación y política social. Para Rajoy o bien la política social no existe, o esta sólo se basa en mandar a los inmigrantes a su casa o a la cárcel.
En tercer lugar, los discursos de apertura y cierre de Zapatero fueron excelentes, directos, sencillos, claros, y con una señal cómplice al espectador: el "buenas noches y buena suerte" con la sonrisa como punto de inflexión. Tanto la primera como la última intervención de Rajoy fueron nerviosas, y excesivamente farragosas. La niña de Rajoy sigue en el debate. Y esa niña seguirá sin ser lesbiana.
Por cierto, quizás Rajoy no sepa que su propuesta de exención de IRPF a los contribuyentes con rentas menores de 16.000 euros presionará a la baja la media de los salarios. Al tiempo.
En definitiva, un debate duro, con algunos pasajes malos por parte de dos sujetos mayores de edad, y que aspiran a ser Presidentes del Gobierno; pero un debate con más propuestas de futuro.
Ahora queda el último debate, ese que, el 9-M, tenemos que celebrar 30 millones de ciudadanos llamados a votar. Qué nadie se quede en casa, cada opinión, cada voto es importante.