Tuesday, February 19, 2008

La historia le juzgará


Fidel Castro ha anunciado que abandona su puesto como cabeza del Estado cubano. Hoy es un día histórico para Cuba y para el mundo.
Castro ha sido una figura clave durante los últimos 50 años de la historia mundial. Ha estado en el punto de mira de 9 presidentes americanos, ha pasado de ser un ratón que miraba a los ojos al lobo feroz, a convertirse en un abuelo anacrónico. En todo caso, durante esos 50 años ha sido un dictador, con mejores o peores coyunturas, con un nivel de vida más boyante o más miserable, con una cara más amable o más dura...pero un dictador, y como tal, una figura condenable.
Cuba necesita dar un paso adelante, y, para ello, ningún momento será mejor que el presente. La Transición nunca ha estado tan cerca.
Pero la Transición cubana necesita, ineludiblemente, que los EEUU dejen su posición de asfixia a la Isla. Sólo así podrá Cuba ser realmente independiente. De momento, sólo Obama parece adoptar cierta flexibilidad en esta cuestión.
Ahora es momento de cuestiones abiertas y, con permiso, voy a tirarme un poco a la piscina:

¿Debe el PCC ser parte central en el proceso?

Sin duda. Uno de los grandes errores de la transición rusa fue la condena "a priori" del PCUS, en favor de la promoción de los elementos más oligárquicos del fin del régimen. En este caso, sería un desastre no contar con un Partido que, no nos engañemos, concita un apoyo estable dentro de la Isla.

¿Qué papel debe jugar la UE?

Debe apostar firmemente por la independencia de Cuba, apelando a su soberanía, dotando a las autoridades reformistas de los medios suficientes para instaurar la democracia.

¿Hay qué transformar el sistema económico inmediatamente?

No parece conveniente. El ejemplo más claro lo encontramos en Europa del Este. Muchos de los Estados de la Europa comunista, como Polonia o Hungria, tienen hoy un nivel de vida, medido en coeficientes Gini, similar a los años 80. La Transición económica debe ser gradual, no radical, de modo que la propiedad pública se maneje del modo más conveniente para el futuro de los cubanos, más allá de los golosos intereses empresariales.

¿Cómo actuará la disidencia?

La disidencia cubana es algo extraño y fragmentado. Por un lado están los grupos de extrema derecha de Miami, que no dudarán en actuar con todo tipo de medios, legales o ilegales, para tomarse la revancha de su posición perdida medio siglo atrás. Quizás supongan el mayor peligro a corto plazo. Los grupos internos son pequeños y pacíficos, y parece que se podrá contar con ellos, significativamente con Payá y Menoyo, para definir una gran reconciliación nacional que permita hacer un régimen democrático en el que quepan todos.

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