Friday, July 07, 2006

¿Por qué tiene mala prensa la UE?(I): Los argumenos de la izquierda

Es interesante meterse a bucear entre las muy diferentes opiniones existentes sobre la UE y comprobar como convergen en su juicio gentes de derechas e izquierdas. ¿Qué les anima a sostener esa animadversión hacia la UE?
Las izquierdas critican el carácter mercantilista de la UE, su déficit democrático, la consolidación de un modelo económico único basado en el liberalismo económico, la falta de políticas sociales, la falsa imagen de potencia tranquila, así como su pretendido pacifismo.
Las derechas, por su parte, achacan a la UE su carácter burocrático, el tratarse de una organización de marcado carácter socializante, que ejecuta políticas socialdemócratas, la disolución de las soberanías nacionales en favor de un ente oscuro llamado Comisión, su ineficiencia y su falta de respuesta ante las necesidades del mercado europeo.
Los argumentos de ambas partes son exagerados, fruto de un excesiva abstracción ideológica sin sustento real.
Dejaremos para mañana el debate sobre las razones de la derecha y empezaremos por las de la izquierda, que si no se nos hace muy largo y desincentiva el debate y la lectura:
- El carácter mercantilista de la UE es un rasgo más de la Unión, cierto en su totalidad hasta final de los 70, en que el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas comenzó a dictar las primeras sentencias con contenido social, como las relacionadas con la igualdad de género, así como el comienzo de una especial protección de los contratos en los que los ciudadanos quedaban desprotegidos ante las empresas, como por ejemplo los contratos de seguros o los de consumidores. El argumento de la "Europa de los Mercaderes" pierde una enorme fuerza en el momento en que las Comunidades Europeas se convierten en Unión Europea, con el Tratado de Maastricht de 1992. Desde ahí el continuo desarrollo de políticas sociales por parte de la UE ha sido evidente. Si no goza de mayores poderes en este ámbito es, sencillamente, porque muchos estados, como Reino Unido o los países nórdicos, son muy reluctantes a ceder parcelas de soberanía en las que su especial configuración socio-cultural puede verse afectada por una Europa armonizada.
- El déficit democrático es una realidad que se está atenuando con el tiempo. Desde que en 1979 se celebrase la primera elección directa por parte de los europeos del Parlamento Europeo hasta la elaboración más reciente del Plan D (Democracia, Debate y Diálogo) ha habido pasos evidentes en favor de la democratización. Baste recordar que el Tratado Constitucional fue rechazado democraticamente por los ciudadanos de Francia y Holanda.
- La UE no consagra un modelo liberal ortodoxo, sino más bien un modelo mixto con el objetivo de hacer viables sistemas del bienestar como los nórdicos junto a sistemas liberales como el británico. La elaboración de un mercado único es una excelente nota distintiva de la UE, que no tiene porque ser tachada de neoliberal. Baste recordar que Venezuela, país inmerso en una Revolución pacífica hacia el socialismo, acaba de entrar en un mercado común que bebe directamente de los orígenes de la UE como es Mercosur.
- La falsa imagen de potencia tranquila y pacífica es una de las críticas que con más ahínco exhibe Carlos Taibo, recordando las nada edificantes acciones de fuerzas de países comunitarios en África, casos como el de Congo, Rwanda o Costa de Marfil. En efecto no parece posible colegirse de ciertas acciones de nuestros socios un deseo de pacifismo. Sin embargo el argumento es tramposo, puesto que sólo muestra una de las facetas de la definición de "poder", a saber, el "poder militar", obviando la existencia del "poder civil" y una nueva forma de poder única de la UE a juicio de Ian Manners y la Escuela de Negocios de Londres, llamada "poder normativo", consistente en la forma de expandir sus valores por medio de las normas de la que hace gala la UE, por medio de la asunción del llamado "acervo comunitario" por parte de cualquier Estado que quiera ser parte de la UE. Esto unido a los valores consagrados por la TUE referentes a la paz y el respeto de los derechos humanos, y su obligatoriedad en las relaciones culturales y comerciales que entablan la UE y otros agentes internacionales configuran una realidad que, si bien no es perfecta, parece ir por caminos satisfactorios, amén de venir avalada por la opinión pública europea, como bien se demuestra en los distintos Eurobarómetros.

Mañana la segunda entrega.

2 Comments:

Blogger Euphorbia said...

De acuerdo con tus planteamientos.

La izquierda, en lugar de combatir la UE debe hacerla avanzar hacia donde interesa. De hecho, creo que es lo que ha ido pasando, de un principio totalmente mercantilista se ha ido abriendo a politicas sociales, tal como bien dices.

Un saludo,
Gemma

5:51 AM  
Blogger Mendiño said...

No comparto el entusiasmo europeísta. Y mira que lo lamento, pues podría ser un instrumento para el desarrollo de políticas sociales, así como un modelo de organización supranacional para otras partes del globo.

Existe déficit democratico, especialmente en el Consejo. Las decisiones se toman siguiendo muchas veces intereses espúreos (por ejemplo, toda la tramitación de las patentes de Software). No existe un seguimiento y control ciudadano de las cuestiones que trata el Parlamento (único ente europeo con representatividad directa).

La Constitución, que citas como prueba del caracter democrático de las instituciones europeas, a mi me parece ejemplo de todo lo contrario. A mi juicio fue un "trágala" para que los ciudadanos nos pusiésemos un collar al cuello. Las reacciones al NO francés fueron de todo menos democráticas (empezando por el Presidente del Parlamento, nuestro amigo Borrel).

En fin, puede que sea cierto, que haya que cambiar la UE desde dentro. O símplemente echar fuera a los tecnócratas que, como en otras instituciones (BM, FMI, OMS...), han colonizado los puestos de decisión e imparten desde ellos su doctrina neoliberal.

11:50 PM  

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