La sana competencia interna
¡Cómo anda el patio! Resulta que el PP anda preparando el Congreso que sirva para dotar de un nuevo impulso al proyecto conservador, tras la segunda derrota de Mariano Rajoy como candidato.
Curiosamente, un Congreso se basa en la ponencia, discusión, aprobación de resoluciones y líneas maestras, y censura o apoyo a aquellos que decidan optar al liderazgo del Partido.
Esta teoría marca lo que debe ser un cónclave sano y abierto, que produzca una reacción dentro-fuera de la estructura del Partido a sus bases y, en último término, a la sociedad.
En EEUU se entiende bastante bien este esquema, y de ahí surgen interesantes debates a la hora de elegir candidatos a las elecciones por cualquiera de los partidos en liza.
Sin embargo, en España se tiende a tratar de llegar al Congreso con el resultado pactado, de modo que la imagen que se dé a la sociedad sea la de un grupo homogéneo de comportamiento "buenista" que se adhiere ciegamente al líder que más familias logra concitar a su alrededor. ¿Y dónde quedan los matices, los desacuerdos, las discusiones?¿Por qué prima la imagen de unión, por ficticia que sea, sobre la de contraposición ideológica, que es, a fin de cuentas, la que más nos debería interesar de los grupos políticos?
No escribo esto por las tensiones que están surgiendo alrededor del PP en estos momentos, ya que soy plenamente consciente que todos los partidos cuentan con el mismo estigma. De hecho, el XXXV Congreso del PSOE, en el que se eligió a José Luis Rodríguez Zapatero, es una anomalía dentro del gusto de nuestros políticos por pactar Congresos a la búlgara.
Pero entra muy dentro del código genético patrio el identificar contraposición, debate, etc. como algo indeseable.
Es cierto que en el caso del PP se dan matices muy curiosos en la lucha por el liderazgo que mantienen Rajoy y Aguirre. El más rocambolesco es que el liderazgo de Aguirre se sustenta sobre el apoyo sin fisuras que le dan los medios más afines a la derecha teocon, los mismos medios que marcaron una pauta de derecha radical al candidato Rajoy, con los resultados que todos conocemos. Es decir, que la candidatura de Aguirre es más continuista que la del propio Rajoy, por paradójico que parezca.
Pero, quitando lo viciado que pueda estar el debate por concurrir en él actores externos del más diverso pelaje, incluyendo la jerarquía de la Conferencia Episcopal, nada ni nadie debería asustarse de mantener un debate político que arroje como resultado un corpus ideológico renovado con el que el PP pueda ejercer su rol de alternativa de gobierno al PSOE.
Los militantes del PP deben presionar a sus líderes para que no les hurten la posibilidad de debatir, de discutir qué modelo de partido, de dirección, y, en último término, de sociedad defenderá el PP durante los próximos años.
¡Basta de partidos arcaicos, monolíticos, configurados como pirámides cerradas de poder burocrático!
1 Comments:
Hay que provocar una catarsis en el sistema político español, y cambiar, como dije, las clases políticas, renovar. Y sobre todo cambiar de mentalidad. Sin cambio de mentalidad el sistema político anglosajón o algo equivalente, que cada día admiro más (cada día me estoy haciendo más anglófilo, no sé si llegaré a serlo tanto como mi abuelo materno) viendo lo que tenemos.
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