Un nuevo tiempo para una nueva legislatura

Zapatero será investido presidente en segunda vuelta, tras no reunir los apoyos suficientes en la primera votación. No deja de ser lógico, ya que los potenciales socios deben ser más exigentes con el Presidente que repite que con el primerizo. De hecho, me parece hasta sano en términos democráticos que sea así, porque genera una cierta necesidad de entendimiento de altura, básico en la legislatura que encaramos, e inexistente en la que dejamos atrás.
De los discursos del debate me llaman la atención algunas cosas:

- El discurso de "hombre de Estado" de Zapatero. Con tono solemne, en ciertos momentos ha parecido un candidato independiente, o "ad hoc", que necesitaba la conformidad de su propio partido. Ha hablado con altura de miras, y es de agradecer.

- Lo mal que le preparan a Rajoy los discursos. Ha intentado quedar bien con el pasado, la crispación, tratando de abrir otro futuro, el diálogo. En el fondo tendrá que demostrar si su presunto cambio de paso es retórico, o esconde cambios ideológicos que sitúen al PP en una posición homologable a los cristianodemócratas del noroeste alemán, o a los liberales nórdicos.

- La exigencia lógica y urgente de Llamazares y Rosa Díez. Hay que cambiar la ley electoral YA.
Este país no puede pasar ni un sólo segundo más sin que su ley electoral no se vea revisada y adaptada a los tiempos que corren. Las circunstancias sociales y los partidos políticos no son lo que eran cuando la actual LOREG fue promulgada. IU y, en este caso, UPyD merecen verse representados con justicia en el Parlamento. Pero no caigamos en la demagogia de confrontar la infrarrepresentación de estas dos fuerzas de ámbito estatal con una presunta sobrerrepresentación de las fuerzas nacionalistas e independentistas. Se puede hacer un cambio de ley electoral sin perjudicar a nadie. Zapatero debe comprometerse urgentísimamente a ello.

- La falta del diputado más brillante. ¡Cómo se echa de menos a Labordeta!

- ¿En qué se ha convertido Coalición Canaria? Un partido que ha tenido a un orador tan brillante y sólido como José Carlos Mauricio no puede haber caído a las catacumbas de la calidad parlamentaria.

Veremos si las apelaciones al diálogo se cumplen, será necesario para una legislatura en la que se vivirán evidentes momentos de tensión por la situación económica. El diálogo debe ser de todos y con todos, no entre "uno" y "otro", porque ¿cómo se pactan temas de estado sin contar con el partido del gobierno vasco y el partido más votado de Catalunya?