Monday, April 17, 2006

El PP corre un riesgo

Las palabras de Eduardo Zaplana tachando de deslealtad cualquier referencia a la moderación o el centrismo en el PP nos sitúa ante la realidad: el PP es un partido con poca o nula capacidad de autocrítica, puesto que, con estas palabras, el portavoz parlamentario popular viene a decir que el PP no ha cometido ningún error en el pasado.
El PP sigue empeñado en que las elecciones del 14-M se perdieron por una fatalidad, los atentados de Madrid, y no por ningún error que los conservadores pudieran haber cometido en su acción de gobierno. Desde esta lógica, es normal que el PP haya arremetido contra el Gobierno dudando de su legitimidad, como ya se denunció desde esta misma bitácora.
Esta táctica conlleva un riesgo fundamental, a saber, que la ciudadanía no es tan ignorante como sus políticos creen, y que aquellos que, por sus razones, desalojaron al PP del poder no volveran a prestarle su apoyo si los populares no son capaces de atraer de nuevo su atención perdida, esto es, modernizando su mensaje, pasando página y construyendo una alternativa válida de futuro, y no de pasado.
Esta deriva del PP nos debe recordar, forzosamente, a la sufrida por el PSOE entre 1996 y 2000, cuando, tras perder las elecciones, no se acometió una reforma a fondo de los elementos que hicieron caer a las administraciones socialistas. Entonces también el PSOE trató de encontrar razones exógenas a su acción de gobierno para justificar su derrota, como fue la continua alusión a la "Brunete mediática" o al "sindicato del crimen", para calificar a los periodistas que, de modo agresivo, destaparon los sucesivos escándalos que jalonaron diversos periodos de la administración de Felipe González.
Almunia entonces, como hoy Rajoy, sabía que contaba con una bala en el tambor, y que si la fallaba su carrera estaba acabada, junto con todo el equipo heredado de su antecesor.
Bien harían Rajoy y sus asesores en encontrar espacios trasversales desde los que expresarse, puesto que, en estos momentos, están dirigiéndose a un electorado convencido, esto es petreo de derechas, sin cuidar una máxima del sistema electoral español, a saber, que para gobernar es imprescindible movilizar el voto de los indecisos, pragmáticos, que no son ni de derechas ni de izquierdas, y cuyo a apoyo no es incondicional, sino que está sujeto a garantías de buen gobierno.
Ese electorado hizo que el PP perdiese las elecciones hace 2 años. Ese electorado no volverá al PP si se obstina en recurrir en su estrategia del miedo, el terror, la quiebra del orden social, la permanente duda en el Estado y sus instituciones.
La ciudadanía tiene ojos, y ve lo que pasa, ni España se rompe, ni hay bolcheviques por las calles paseando curas, ni el Fiscal General del Estado se va de vinos con Josu Ternera.
En este caso ni siquiera la frase de Goebbels, "una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad", les va a servir de nada.

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