Otras realidades nacionales (Eduardo Madina)
Otras realidades nacionales
En Bolivia, los recursos energéticos ya son una realidad nacional. Y es que, cuando Evo Morales prometió que si ganaba las elecciones en su país, nacionalizaría los hidrocarburos situados en suelo boliviano, todo el mundo pensó que las cosas no irían tan rápido como finalmente han ido. La medida, derivada de un referéndum celebrado en julio de 2004, no sorprende en su fondo pero choca directamente con nuestra estética europea en su forma. Un Decreto y no una Ley, el ejército boliviano convertido en garante de su aplicación y un cierto aire chulesco que, en conjunto, han ensuciado lo que podría haber sido una imagen de normalidad de un gobernante que aplica lo que su propio país ha votado y decidido. En cualquier caso, la nacionalización de los hidrocarburos, esto es, la titulación jurídica de los mismos a nombre de la nación boliviana, no afecta a las empresas en sí mismo. Afectará en función de los planes que Evo Morales tenga a partir del Decreto aprobado.
Aquí es donde los intereses contables de algunas empresas que operan en la zona, entran en contradicción con la inercia de amplios beneficios que han venido disfrutando a lo largo de los últimos años. En lo tocante a Repsol YPF, empresa española con amplias raíces en territorio boliviano, lo explicaba ayer muy bien en este mismo diario, José García Abad: de los 3150 millones de euros de beneficio neto que alcanzó el año pasado esta empresa, tan sólo 50 provenían de sus participaciones en Andina S.A. Por lo tanto, no será este Decreto el que condene a la quiebra a la multinacional energética.
Sea como fuere, lo más inteligente que podría hacer Evo Morales cuando presente los nuevos contratos a las empresas del sector presentes en su país, sería que orientara éstos a la consecución de un equilibrio entre los beneficios de las empresas y un aumento de la tributación fiscal por parte de éstas para el desarrollo de un país que, ciertamente, lo necesita.
Y mientras tanto, aquí en España, todo en su sitio. Los mismos que ahora atacan duramente al Gobierno central (política exterior y condonaciones de deuda incluidas) acusándole de no defender los intereses de las empresas españolas, son los mismos que le han atacado sin piedad en el capítulo de la OPA por, precisamente, haber defendido los intereses españoles en el sector energético. En el fondo, ya casi hasta hacen gracia.
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