Buena idea.

El anuncio realizado hoy por Jesús Caldera sobre las bonificaciones por la prolongación voluntaria de la edad de trabajar debe ser recibida con satisfacción por todas las partes implicadas en el asunto.
Los trabajadores deben alegrarse de que, voluntariamente, se les permita continuar en su actividad, máxime cuando los patrones de esperanza y calidad de vida han cambiado tanto en los últimos 25 años, que muchos de ellos se encontraban enormemente descolocados con la jubilación forzosa a los 65. Además no se perjudica en absoluto a quien opte por la jubilación a los 65, sino que se bonifica al que quiera continuar.
Los empresarios se benefician enormemente de la exención en el pago de las coutas sociales, lo cual abarata significativamente el coste empresarial que la empresa debe soportar por un trabajador que aún puede aportar mucho en su puesto, no sólo en términos de productividad, sino también en razón a la formación que puede dispensar a los nuevos trabajadores que se incorporen a la sociedad.
La sociedad, por último, se beneficia de una medida que tenderá a mejorar la vida colectiva de nuestros mayores, en cuanto se abordará una problemática importante en nuestro país, que es la de los mayores, especialmente varones, que se encuentran, de la noche a la mañana, jubilados sin más que hacer que dedicarse a hobbys que, en el peor de los casos, no existen, y cuya transición a la vida de retiro se hace muy dificultosa, por el síndrome de inutilidad que genera en personas que aún pueden dar lo mejor de sí.