Mis queridos liberales
En los últimos tiempos está recobrando fuerza en España el término "liberal" para referirse a una opción política, lo extraño es a quién se le está atribuyendo.
En Europa el grupo liberal es el tercero en número de escaños en el Parlamento Comunitario. Los liberales detentan gobiernos en Holanda o Dinamarca, por ejemplo, y son partidos más o menos importantes en Alemania, Inglaterra o Bélgica.
Los principios liberales se basan en la "desregulación" estatal, esto es, cuantas menos leyes opriman la libertad del individuo en cualquier ámbito, mejor. Ejemplos claros de esto son las obras del Primer Ministro danés Anders Fogh Rasmussen referidas al "Estado Mínimo".
Los liberales, por definición, apoyan el libre mercado sin restricciones, proponen la separación total entre Iglesia y Estado, la desaparición de los servicios público universales, la abolición de leyes que invadan el terreno íntimo del individuo...
Esto viene a cuento, como decía al principio, del uso que el término "liberal" está teniendo en España.
En nuestro país "liberal" se aplica al gran partido conservador, esto es, al Partido Popular.
El Partido Popular puede ser "algo" liberal en lo económico, más bien neo - liberal, como, de hecho, lo definió José María Aznar; pero desde luego no es un partido liberal.
El Partido Popular no bajó los impuestos, en realidad la presión impositiva subió tres puntos porcentuales, con un reajuste que liberó de tasas a las clases acomodadas para penalizar a las clases populares.
El Partido Popular no intentó separar a la Iglesia y el Estado, sino más bien al contrario, hizo todo lo posible para convertir a la jerarquía eclesiástica en el cuarto poder.
El Partido Popular no promueve la libertad individual, no permite el voto libre, no tolera la libertad sexual, no legalizaría nunca las drogas, ha realizado diversos ataques en contra de la libertad de conciencia...
El Partido Popular pertenece al grupo conservador Europeo, no al grupo liberal.
Lo más parecido que tuvo este país en clave liberal fue el CDS, y, quizás, los últimos tiempos de aquello que se llamó el "Felipismo", porque llamarlo socialismo daba vergüenza ajena.
Todo esto viene a colación de la llamada a la "objeción de conciencia" con respecto al matrimonio gay.
Desde un punto de vista legal no existe la objeción de conciencia en este caso, ya que es vinculante para todos los poderes públicos el celebrar una ceremonia de cambio de estado civil.¿Os imagináis que todos los funcionarios que profesasen la fe anarquista se negasen a continuar el flujo de la burocracia? Pensad por un momento que todos los jueces que sean comunistas fallasen siempre a favor del trabajador, o qué todo juez o concejal que no creyese en el matrimonio como institución se negase a celebrarlo...¿qué dirían entonces mis queridos liberales?
Tras todo esto solo existe un propósito, continuar con la discriminación que los conservadores siempre han sostenido contra todo lo que sea diferente.
No hay nada más liberal que la legalización del matrimonio homosexual. ¡Fuera máscaras!