En nuestro anterior comentario, y el debate posterior, encontramos sumamente difícil hallar una definición pacífica de terrorismo; el siguiente paso es dilucidar si uno de las cantinelas más comunes que hemos oido en los últimos tiempos es cierta o, por el contrario, enmascara el deseo de utilizar una falacia con el ánimo de identificar y destruir a un enemigo de naturaleza violenta, o no.
Yo sostengo que no todos los terrorismos son iguales, y lo hago basándome en diferentes criterios, un criterio social, un criterio militar, un criterio histórico y un criterio político.
En cuanto al criterio social este se basa en el apoyo ciudadano, en la base social que apoya y sustenta al fenómeno calificado como terrorista. Desde este punto de vista parece claro sostener que no todos los terrorismos son iguales, ya que hay grupos con una amplia base social, como puede ser Hamas, que cuentan con una cierta legitimación de acción basado en un criterio esencialmente paleo-democrático, es decir democracia no institucionalizada; a la par que nos encontramos a grupos sin ningún apoyo social que más bien se constituyen en bandas de delincuentes, como podría ser el caso de los GRAPO o GAC españoles o las escisiones del IRA en el Ulster. Esta consideración no es menor, ya que, nos guste o no, el apoyo social que reciva una determinada opción violenta hace que su legitimación y reconocimiento cambien, un buen ejemplo de ello es la OLP, que pasa de ser un grupo violento a ser observador autorizado de Naciones Unidas, o el caso de la Alianza del Norte, grupo fundamentalista afgano que fue reconocido por los Estados Unidos como interlocutor válido y fuerza política gubernamental por, a su juicio, su alta implantación en la sociedad afgana.
El criterio militar no es más que un criterio de acción violenta, de capacidades y consecución de objetivos. Desde este punto de vista, de nuevo, la respuesta no puede ser distinta, hay grupos terroristas con un criterio militar omnimodo, es decir sin objetivos militares propiamente dichos, sino con ánimo de atacar todo aquello que se ponga a tiro; mientras que otros grupos atacan de modo muy selecto, seleccionando cuidadosamente sus objetivos militares. Esto provoca que unos y otros tipos de terrorismo sean distintos, y que, incluso para la legislación internacional, merezcan distintos tratamientos, como pone de relieve el proyecto de artículos sobre crímenes internacionales elaborado por la Comisión de Derecho Internacional de Naciones Unidas.
En cuanto al criterio histórico, éste reside en la causa, el origen de la violencia calificada como terrorista. No es discutible la afirmación de que cada terrorismo tiene su propia génesis, su propio discurrir histórico, y que ello abunda en el grado de apoyo, justificación o legitimación que los diferentes tipos de violencia puedan concitar. Por ejemplo es diferente la génesis que vio nacer a un movimiento considerado terrorista por algunos, como es el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, de defensa de los derechos de los indígenas de Chiapas, o el de los Montoneros argentinos; con el surgimiento de la violencia de las "Brigate Rosse" italianas o los GRAPO españoles.
El criterio político se basa en los fines que tal violencia entraña. De nuevo los grupos considerados como terroristas se muestran de lo más heterogeneos, lo cual nos fuerza a reconocer que los terrorismos no son iguales. Por ejemplo hay grupos terroristas árabes que quieren, sencillamente, destruir todo lo que huela a cultura occidental, como pueden ser Ansar al-Islam o el Ejercito Salafista, mientras que otros aspiran a acabar con la dominación que creen ilegítima sobre determinados territorios pero sin atacar a otras culturas, como pueden ser las Brigadas de los Mártires de Al-Aqsa o el Frente Democrático por la Liberación de Palestina.
Estos criterios, y algunos ejemplos, no hacen más que abundar en una idea, los terrorismos presentan muy diversas formas y matices que hacen que su comprensión se deba de acometer desde múltiples puntos de vista, y no solo desde un punto uniformador que mezcle todo tipo de violencias, se encuentren éstas de cierto modo justificado o no.
Si no reflexionamos de modo serio e individualizado sobre cada tipo de terrorismo, cada grupo violento, nunca podremos hallar la solución para acabar con la violencia.